domingo, 1 de junio de 2014

El Santuario de la Virgen del Rocío: la arquitectura de lo impensable


El Santuario de la Virgen del Rocío: la arquitectura de lo impensable

La imponente presencia del Santuario emplazado en el cerro Zhalao
 
Fue hace cerca de 25 años, quizá más, la primera ves que conocí la Iglesia de la Virgen del Rocío, en Biblián y desde entonces me quedó claro que, ya sea por su imponente tamaño o por lo único y “extraño” de su arquitectura, es una visión que se queda largo tiempo grabada en la retina de quien la observa.
Años después, trabajando como guía de turismo free-lance regresé con la sospecha de su belleza pero con la sensación de que aquello que se vive en la infancia siempre resulta menor cuando regresa en la adultez, como cuando regresas al campo de futbol en donde pasaste largas horas jugando con los amigos del barrio y, al verlo de nueva vuelta, te das cuenta de que no era sino un pequeño trozo de llano en donde, quizá, caben un par de autos pero que, para entonces, era más grande que el Olímpico Atahualpa. Así, volví a tener en frente a la iglesia que se cuelga del Zhalao y, debo decirlo, el turista parecía yo. Impresionado, emocionado, fotografiando cada rincón recorría las interminables escaleras que ascienden hasta la cúpula y más, descubriendo ese tono gris que lo hace tan misterioso, como si se estuviese caminando por algún oscuro capítulo de la novela de Umberto Eco, El Nombre de la Rosa, aquella sobre la que platicamos tanto con mi papá en esas hermosas faenas literarias que recuerdo de la pubertad, como cuando me decía, merced a su erudición: “a tu edad yo ya había leído a todos los clásicos, qué esperas?, no pierdas tiempo leyendo cualquier cosa…”; lección de vida, debo decir.
  
Y caminaba, de vuelta al Zhalao, procurando articular las ideas que acudían ante la belleza y la imponencia de la arquitectura de lo impensable procurando, decía, articularlas al inglés ya que el grupo, lógicamente, no entendía una palabra de nuestro español. El resultado de aquella visita, simple: mi re-enamoramiento para con el santuario, la satisfacción de los “gringos” sorprendidos por este tesoro escondido, como sacado de contexto porque, como decían, es de tal magnitud que pareciera la catedral de una capital y no el santuario de un pueblo hermoso, chiquito y pintoresco en medio de las montañas.



Ahora, 10 años más tarde, regresé al santuario pero, esta vez, para fotografiarlo hasta en sus entrañas ya que, y por esos mágicos decires del destino fui acompañado por personal del MINTUR del Cañar y, claro, consiguieron que nos abran las puertas no solo de la iglesia mayor sino, para entera alegría de un servidor, las de la iglesia antigua que guarda secretos dignos de otro capítulo de la pluma del inmortal Eco, o del genio de Tolkien o, me atrevo, de las necedades de Miyasaki. 

Un santuario que, de verdad, merece ser observado con respeto y admiración

Detalles del techo de la capilla, cuya pared es pura roca de la montaña
 
El 30 de julio del 2007 el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador declaró al Santuario de la Virgen del Rocío como Patrimonio Cultural del Estado y, claro, las razones sobran.
Basta con recordar que la historia de este singular santuario se remonta a los finales del 1800, cuando la devoción por la Virgen del Rocío habría de surgir merced a los malos tiempos que el poblado y la provincia atravesaban por una cruenta sequía que acabó con sembríos y animales, poniendo en riesgo la vida de los habitantes quienes, acudiendo al párroco de aquella época, el padre Daniel Muñoz, hicieron una procesión hacia la colina del Zhalao orando, implorando por el “milagro” del agua de la cual, deberíamos recordarlo siempre, dependemos para seguir existiendo. Fue así que, cuenta la historia, el padre culminó la procesión colocando a una imagen de la Virgen María, que conservaba desde sus tiempos de seminarista, en una oquedad en la cima de la montaña y, para complacencia de todos los asistentes, dicen, empezó a descender de las alturas una brisa refrescante acompañada de una suave lluvia por lo cual, ante la gratitud por el milagro concedido, la gente empezó a llamar a la imagen como Madre del Rocío.
La devoción ante lo sucedido –rápidamente- fue creciendo y, de boca en boca, se fue esparciendo entre los habitantes y vecinos de la parroquia quienes acudían a rendir culto a la imagen por lo que, en 1895, se inició la construcción de una capilla de cal, piedra, ladrillo y madera que fue ejecutada gracias a las donaciones de los feligreses y la dirección del padre Muñoz. 

Una construcción que tardó aproximadamente un siglo en concretarse


El Santuario construido acompañando a la montaña

A partir de 1924, con la llegada del padre José Benigno Iglesias y por el crecimiento agigantado de fieles que llegaban de todo el país, comienza una re-construcción del santuario desde una visión a futuro del Padre que entendió que la necesidad llamaba a una estructura que represente la fe de un pueblo que se daba cita a los pies del Zhalao y que, para dar cabida a tantos visitantes, se debía proyectar un santuario que se adelante, incluso, a las necesidades del instante y pueda satisfacer las de ese futuro -siempre cercano- por lo que, con la ayuda de la comunidad, comenzó la construcción del Nuevo Santuario, con un diseño gótico y reemplazando la madera por piedra casi en su totalidad. 



El proceso, claro, fue arduo, tardó casi un siglo en culminarse y fue realizado con mucho sacrificio, a base de mingas con las cuales se trasladaban los materiales y demás. El proceso, cuentan, se realizó por etapas: primero se levantó la nave lateral derecha para luego proseguir con la nave central y la izquierda. Muros de contención fueron realizados también para la construcción de la cúpula para lo cual se contó con la asesoría de técnicos cuencanos. En fin, una historia de esfuerzo titánico para levantar una de las edificaciones religiosas más hermosas que encontramos en este país, tan cerquita de nuestra ciudad que es un verdadero sacrilegio no conocerla y no por ser o no parte de la misma religión sino por la oportunidad de observar un santuario de la magnitud y belleza de este que adorna, literalmente, esta parte de los andes en la que vivimos.

Catacumba debajo del Santuario
 
Biblián:
-        Altitud: 2608 msnm.
-        Clima: 14 ·C promedio.
-        A 37 Km de Cuenca.
      -      Según el censo del 2010 cuenta con un total de 20.817 habitantes.



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