Logroño de los Caballeros, un sueño de colores
La plaza central es un mosaico de formas, colores y texturas
En el recorrido por los principales atractivos turísticos
que emprendimos, días atrás, junto a personal de la CZ6 del MINTUR, a lo largo
de la provincia verde, Morona Santiago, tuvimos la suerte de evidenciar tantos
milagros naturales, entre cascadas, ríos, nevados, cuevas y un sin fin de otros
rincones mágicos de la Amazonía que, al recordarlos, me parece un sueño
continuo y lúcido, cámara y papel en mano.
Y recuerdo el comentario de un amigo, guía especializado en
observación de aves, que decía que en el oriente los atractivos son,
puntualmente, todas las variedades que la naturaleza dispone, es decir, todo lo
imaginable. Claro que tiene razón, o para ser más preciso, tiene una parte, su
parte de la razón ya que seria necio dudar siquiera que el oriente ecuatoriano
es como una fábrica abierta para evidenciar los procesos ecológicos que nuestro
planeta atraviesa y atravesó, con toda la belleza que ello contiene, pero no
podemos dejar de lado la riqueza cultural de su patrimonio tangible e
intangible y no únicamente de los grupos humanos Shuar, Achuar o Waoranis, sino
la riqueza de los grupos mestizos que, en algunos casos, acompañan esta armonía
selvática en sus intervenciones humanas como es el caso de la plaza central de
Logroño que es, como dijera el poeta, “como un sueño hecho a mano...”.
Logroño, aguerrido orgullo para un pueblo con historia
Un recorrido breve para observar varias especies de aves
En tiempos de los expedicionarios españoles que
“colonizaron” siglos atrás estas bastas extensiones de selva ecuatorial,
cuentan las crónicas que en algunos casos la aventura les resultó más ardua e
ingrata (dependiendo del lado del que se la vea, claro) que en otros ya que, en
ciertos lugares se encontraron con aguerridos pobladores que defendieron su
territorio como es el caso de los antiguos habitantes de lo que se llamó,
españolamente hablando, Logroño de los Caballeros, asentamiento que fue
re-conquistado por los indígenas nativos quienes diezmaron y expulsaron a las
huestes españolas afincadas en sus tierras, mismas que ha sido habitadas por
grupos Shuar desde hace presumiblemente 500 años atrás.
Algunos dirán que de nada sirvió aquella “proeza” de los
indígenas nativos, teniendo en cuenta el curso posterior de la historia… sin
embargo, al platicar con la gente que habita este cantón se puede advertir una
suerte de orgullo re-establecido, intacto podría decir desde un romanticismo
tan verde como su entorno ya que, simbólicamente, existen gestos históricos que
revisten su importancia no tanto en su eco inmediato, sino en las semillas que
quedan pululando el ambiente para generar diferentes formas de interactuar con
el flujo siempre cambiante de los sucesos. En el caso de los habitantes de
Logroño (se reconoce un 70% de población Shuar, aproximadamente), es importante
decirlo, se percibe una altivez en su proyección cada vez que alguno, de
aquellos que lo recuerdan escuchado en su infancia, relata esta historia, lo
cual es, resulta obvio decirlo, saludable.
Logroño, la irrealidad vuelta plaza
Todo el color y la vida del oriente “dibujados” en los
jardines de un parque central
Pero en este breve relato nos ocuparemos del otro 30% de la
población, los mestizos llegados a estas tierras hacia los años 30´s del siglo
pasado y que se asentaron el la cabecera cantonal Logroño, en donde la plaza
central se muestra como una joya para el turismo del Ecuador. Y es que esta
plaza pareciera ser un resumen de la fiesta del color que representa la
Amazonía que, al visitarla, no se puede uno dejar de extasiar ante la cantidad
de plantas y aves que entre ellas habitan, como si lloviera pájaros, recordando
la broma que, años atrás, haría un amigo en el Parque Nacional Podocarpus, Guardería
Bombuscaro.
Esta hermosa plaza central fue concebida y construida hace
cerca de 3 años, como parte de una apuesta hacia el turismo nacional e
internacional que se conjuga con los otros atractivos que tiene este cantón,
como las cuevas del Logroño (de las cuales nos ocuparemos en otro reportaje),
ubicadas a 2km de la plaza; la parroquia Yaupi habitada por la cultura Shuar y,
en fin, la belleza de su río, la extensión de sus bosques, la blancura de sus
cascadas y la mega-biodiversidad que encontramos palpitante en cada lugar que
posemos la mirada. Pero retomando el
parque central, podemos y debemos decir que la arquitectura que dibuja amalgama
lo moderno con lo tradicional, tanto en su puesta en escena como en los
materiales que utiliza, como la piedra central de la plaza (gigante) que fue
traída del río Upano. Así, a sus 600
msnm., la plaza reboza de plantas nativas ornamentales, como anturios,
bugambillas, heliconias, palmas, etc.
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