viernes, 11 de abril de 2014

INGAPIRCA, piedras que dialogan con el Sol

Ingapirca, piedras que dialogan con el Sol...




El Complejo Arqueológico más importante en un país con una historia que se remonta milenios antes de que aprendamos a medir el tiempo de la manera en la que hoy lo hacemos; en donde nos guardamos los ecos de las cuevas y las costas y las montañas que vieron los primeros gemidos de la palabra que significa el Abya Yala; un país que se levanta sobre la memoria que no termina de cuajar porque los siglos de silencio nos funden en la neblina que abrazamos, espejo y disfraz, máscara cotidiana de los altos andes y su diálogo diáfano, eco del Verbo que significa todas las palabras y su pulsión sobre la tierra.

El Complejo Arqueológico más importante de un país que lo tiene todo para maravillar a quien se atreva a abordarlo: Ingapirca, la pared del Inca, ese maravilloso misterio que convida una belleza que aprisiona el corazón y se abre al turismo desde la Coordinación Zonal 6 del MINTUR, que invita a la ciudadanía y a nuestros visitantes a conocer y enamorarse de esta joya del país y el mundo.


Arquitectura Inca para uno de los 3 templos elípticos de Abya Yala

Como un calendario solar-agrícola la elipse del Templo del Sol se guarda los secretos de los antiguos observadores de las estrellas



Para el arquitecto Carlos Milla, estudioso de la cultura andina, Ingapirca es uno de los tres lugares en nuestra América con una arquitectura elíptica que representa el viaje de la Tierra alrededor del Sol. Así mismo, para el arqueólogo M. Ziolkowski “las orientaciones del eje de la elipse (…) corresponden a las direcciones de las puestas del sol en el ciclo anual de las actividades ceremoniales y agrícolas prehispánicas…” y, al leer a Juan Cordero y Antonio Fresco, encontramos que: “la forma poco usual de la planta de este edificio (elipsoidal) y su monumentalidad, unidas a la calidad de su construcción, demuestran que es una estructura de carácter excepcional para uso ceremonial…”.
Sin embargo y frente a los numerosos estudios que del lugar se han realizado, no es la intención de este breve texto hacer eco de alguno de ellos sino el de verbalizar la experiencia del contacto con este lugar y sus interminables silencios  y los atardeceres que dibujan puentes sobre la noche y los tesoros que cosecha la mañana, como dijera Malohé, el poeta de los Encuentros en los Senderos del Abya Yala.

Y es que en estos tiempos en que el conocimiento está dispuesto y al alcance de todos (con un “click”) entendemos que lo que importa no es la acumulación, ya que la erudición no es sino un ejercicio del ego anquilosado dando sus últimos latidos y, dentro de la apertura que estamos evidenciando y la velocidad que nos embiste, sabemos que lo que nos compete, en cuanto seres conscientes, es la experiencia, la manifestación práctica de ese conocimiento que nos construye al satisfacer la búsqueda que todos emprendimos al arribar esta vida que se llena y resuelve aquí, palpándola, explorándola, haciéndola nuestra en la más profunda acepción que podamos darle. 


Un circuito turístico para palpar un pedazo de nuestra historia

Desde el Pilaloma hasta el aposento de las Vírgenes del Sol y la Cara del Inca



El recorrido comienza con el re-conocimiento del Pilaloma, en donde se encontró el entierro de una mujer de la aristocracia cañari y sus 10 acompañantes. Sobre este sub-complejo –presumiblemente cañari- tenemos una panorámica hacia la explanada en la que, dicen, se sembraban diferentes plantas medicinales y ornamentales, espacio que marca la distancia de este “edificio” y la parte eminentemente Inca-Monumental. Encontramos, así mismo, la Gran Cancha, en donde se encontraron una ingente cantidad de aríbalos, manos de moler y molinos de piedra; una porción del Ingañan y sus acueductos; el Palacio Exterior, desde donde se accedía a los dos lugares de mayor importancia del Complejo, al Acllahuasi o convento de las Vírgenes del Sol y el Templo del Sol, entre otros que no cabe enumerar.

En aproximadamente 3 horas se puede cubrir la extensión del circuito y sus diferentes puntos de interés, como el Ingachungana, la Tortuga y la Cara del Inca,   sin contar con el museo de sitio que guarda varios tesoros encontrados in-situ, como herramientas de los diferentes períodos pre-incas, armas y joyas trabajadas en distintos metales, un textil Inca que sorprende en su belleza, vasijas y cerámica en general y en fin, una rastreo de la historia que aquí se ha desarrollado desde hace tanto tiempo atrás.



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