Ingapirca, piedras que dialogan con el Sol...
El Complejo
Arqueológico más importante en un país con una historia que se remonta milenios
antes de que aprendamos a medir el tiempo de la manera en la que hoy lo
hacemos; en donde nos guardamos los ecos de las cuevas y las costas y las
montañas que vieron los primeros gemidos de la palabra que significa el Abya
Yala; un país que se levanta sobre la memoria que no termina de cuajar porque
los siglos de silencio nos funden en la neblina que abrazamos, espejo y
disfraz, máscara cotidiana de los altos andes y su diálogo diáfano, eco del
Verbo que significa todas las palabras y su pulsión sobre la tierra.
El Complejo
Arqueológico más importante de un país que lo tiene todo para maravillar a
quien se atreva a abordarlo: Ingapirca, la pared del Inca, ese maravilloso
misterio que convida una belleza que aprisiona el corazón y se abre al turismo
desde la Coordinación Zonal 6 del MINTUR, que invita a la ciudadanía y a nuestros
visitantes a conocer y enamorarse de esta joya del país y el mundo.
Arquitectura Inca para uno de los 3 templos elípticos de Abya Yala
Como
un calendario solar-agrícola la elipse del Templo del Sol se guarda los
secretos de los antiguos observadores de las estrellas
Para
el arquitecto Carlos Milla, estudioso de la cultura andina, Ingapirca es uno de
los tres lugares en nuestra América con una arquitectura elíptica que
representa el viaje de la Tierra alrededor del Sol. Así mismo, para el
arqueólogo M. Ziolkowski “las orientaciones del eje de la elipse (…)
corresponden a las direcciones de las puestas del sol en el ciclo anual de las
actividades ceremoniales y agrícolas prehispánicas…” y, al leer a Juan Cordero
y Antonio Fresco, encontramos que: “la forma poco usual de la planta de este
edificio (elipsoidal) y su monumentalidad, unidas a la calidad de su
construcción, demuestran que es una estructura de carácter excepcional para uso
ceremonial…”.
Sin
embargo y frente a los numerosos estudios que del lugar se han realizado, no es
la intención de este breve texto hacer eco de alguno de ellos sino el de
verbalizar la experiencia del contacto con este lugar y sus interminables
silencios y los atardeceres que dibujan
puentes sobre la noche y los tesoros que cosecha la mañana, como dijera Malohé,
el poeta de los Encuentros en los Senderos
del Abya Yala.
Y es
que en estos tiempos en que el conocimiento está dispuesto y al alcance de
todos (con un “click”) entendemos que lo que importa no es la acumulación, ya
que la erudición no es sino un ejercicio del ego anquilosado dando sus últimos
latidos y, dentro de la apertura que estamos evidenciando y la velocidad que
nos embiste, sabemos que lo que nos compete, en cuanto seres conscientes, es la
experiencia, la manifestación práctica de ese conocimiento que nos construye al
satisfacer la búsqueda que todos emprendimos al arribar esta vida que se llena
y resuelve aquí, palpándola, explorándola, haciéndola nuestra en la más
profunda acepción que podamos darle.
Un circuito turístico para palpar un pedazo de nuestra historia
Desde
el Pilaloma hasta el aposento de las Vírgenes del Sol y la Cara del Inca
El
recorrido comienza con el re-conocimiento del Pilaloma, en donde se encontró el
entierro de una mujer de la aristocracia cañari y sus 10 acompañantes. Sobre
este sub-complejo –presumiblemente cañari- tenemos una panorámica hacia la
explanada en la que, dicen, se sembraban diferentes plantas medicinales y
ornamentales, espacio que marca la distancia de este “edificio” y la parte eminentemente
Inca-Monumental. Encontramos, así mismo, la Gran Cancha, en donde se
encontraron una ingente cantidad de aríbalos, manos de moler y molinos de
piedra; una porción del Ingañan y sus acueductos; el Palacio Exterior, desde
donde se accedía a los dos lugares de mayor importancia del Complejo, al Acllahuasi
o convento de las Vírgenes del Sol y el Templo del Sol, entre otros que no cabe
enumerar.
En
aproximadamente 3 horas se puede cubrir la extensión del circuito y sus
diferentes puntos de interés, como el Ingachungana, la Tortuga y la Cara del
Inca, sin contar con el museo de sitio que guarda
varios tesoros encontrados in-situ, como herramientas de los diferentes
períodos pre-incas, armas y joyas trabajadas en distintos metales, un textil
Inca que sorprende en su belleza, vasijas y cerámica en general y en fin, una
rastreo de la historia que aquí se ha desarrollado desde hace tanto tiempo
atrás.
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