domingo, 20 de abril de 2014

Las aves de altura del Cajas


Parque Nacional El Cajas: aves de altura

El Parque Nacional El Cajas conserva una especie de colibrí única en el mundo


El Zamarito Colilargo, una de las especies de colibrí del Cajas
Tucán andino pechigris, Yaviuco

Nunca nos cansaremos, quienes conocemos algo de este lugar fantástico, de hablar de su belleza paisajística, o de la importancia geomorfológica y su registro de las eras que ha atravesado nuestro planeta, ni de las 235 lagunas (de más de 5 hectáreas de superficie) que conforman, junto a los ríos superficiales y subterráneos, los pajonales, las almohadillas y los bosques de polilepis, entre otras, este complejo y delicado ecosistema.
Pero tampoco podemos parar allí, se puede –además- hablar de que el P.N.C. tiene importantes vestigios arqueológicos como el Camino del Inca utilizado –según los entendidos- desde tiempos pre-incas; o el “camino de los arrieros” y la apacheta del cerro “Tres Cruces”, donde los viajeros depositaban una piedra en recuerdo de aquellos que allí perdieron sus vidas; el camino de García Moreno no puede ser olvidado, ni su importancia en la historia de nuestra nación.
Y además, como si no fuese suficiente, la riqueza de su diversidad biológica, en lo referente a avifauna, que es abrumadora, ya que aquí encontramos varias especies de aves – indicadores naturales de la salud de un ecosistema- que atestiguan la versatilidad de la vida en su adaptación a los diferentes climas y micro climas, haciendo de éstos lugares únicos para el desarrollo de la misma, en tantas y tan exquisitas formas. 

La avifauna: un destello permanente de la belleza de la creación.

Caminando en silencio y atentamente se pueden ver especies y colores que pueblan el bosque y el pajonal

La Hurraquita turqueza en el bosque húmedo montano
 
Cnemarchus

El Ecuador, debido a sus características geográficas es, sin lugar a dudas un país único por su biodiversidad, albergando más de la mitad de especies de aves que se encuentran en todo el sur de América, con aproximadamente 1600 especies que representan el 18 % del total de aves del planeta; además de ser el país con mayor número de especies de avifauna por área, a nivel mundial.
Esta realidad es una herramienta potencial para desarrollar un tipo de turismo especializado: birdwatching, que tiene mucha demanda a nivel nacional e internacional. En el vecino país del Perú, para el año 2013, se calcularon unas 20 mil visitas de birdwatchers, lo cual generaría, según el MINCETUR, unos $50 millones de dólares como ingreso para el país. El Ecuador, por su enorme diversidad de aves, es considerado como un sitio idóneo para dicha actividad, con dos “hot spots”, o sitios de intensa actividad ornitológica, que permiten a los adeptos satisfacer sus demandas con variedad y calidad de especies, ya que muchas de estas son endémicas de nuestro país, otras, compartidas con Colombia y Perú.

Aves andinas

Un colibrí endémico, tucanes andinos, hurracas turquesas y una enorme cantidad de misterios alados…


El Trogón enmascarado, en el sendero Uku
Subepalo perlado, Bosque Húmedo Montano


Y es que la diversidad de avifauna que encontramos en nuestro país se refleja en el área del Cajas, con 151 especies de aves, las cuales, para su subsistencia, dependen del delicado equilibrio biótico de esta área.

Y no es exageración decir que el avistamiento de aves se parece a una terapia o a un profundo proceso meditativo ya que, la caminata hasta un lugar silencioso, la espera acompañada de ese silencio maximizado, la atención puesta en todos los sentidos expandidos hasta su agudización y el deleite inexplicable que se tiene al momento, los segundos de lograr ver a una de estas hermosas criaturas en su hábitat natural posarse en una rama o cruzar el espacio, son momentos únicos e irrepetibles que guardan en nuestra memoria aquello que buscan, tanto la terapia como la meditación: volvernos presentes en la perfección de la naturaleza.

Pato andino

Pava andina


lunes, 14 de abril de 2014

Cuenca, la ciudad que lo tiene todo


Cuenca, la ciudad que lo tiene todo

 Guapondelig, Tomebamba, Santa Ana de los 4 ríos de Cuenca… sinónimos del paraíso ecuatorial

Panorámica desde el mirador de Turi

las Cúpulas de la Catedral Nueva

Cuenca es una ciudad privilegiada. No cabe duda al respecto. Hermosa y señorial desde su arquitectura, tanto prehispánica, colonial y contemporánea, la ciudad milenaria del “valle grande como el cielo” amalgama las bondades de la comarca con aires de urbe y las facilidades de la urbe con aires de comarca. Es decir, lo tiene todo.

Colegio Benigno Malo, referente de la ciudad

 Y es que cuando uno camina la ciudad es fácil tomarse las horas contemplando todas las aristas de este destino de excelencia para el turismo del Ecuador, y las razones sobran: está su clima benigno que la muestra hermosa hasta cuando llueve y la amabilidad de su gente abierta y honesta y amigable para con los visitantes que llegan, a riesgo del amor a primera vista que ha hecho que tantos extranjeros encuentren en esta parcela del paraíso un lugar para vivir; está el centro histórico con sus más de 20 iglesias, están los cuatro ríos que la embellecen desde sus orillas y esa invitación al descanso; están los parques lineales que los acompañan y adornan y está la cercanía con el guardián de la ciudad, uno de los lugares más hermosos del planeta: el Parque Nacional Cajas. 

Parque Nacional Cajas, guardián de la ciduad

Cuenca, la ciudad del agua

La importancia de tener 4 ríos es una bendición que debemos aprender a valorar
 
El barranco del río Tomebamba, el Puente Roto y el Complejo Turístico Todosantos
El Barranco del Tomebamba

 Cuenca es un lugar de ensueño, como sacado de un cuento o de las ciudades de Calvino. Quienes tenemos la suerte de conocerla a profundidad sabemos que es una ciudad única que se guarda misterios tras misterios como las pieles del árbol de papel, del mítico Parque Nacional Cajas, espejo cósmico que se refleja en la ciudad que guarda. Y al hablar de Cuenca, claro, debemos hablar del agua… y no es una idea romántica, es una realidad fáctica que nos sorprende hasta el asombro cuando dimensionamos la importancia de tener 4 ríos lavando física y energéticamente a esta ciudad multiforme, diversa hasta la saciedad. Y es que este “valle grande como el cielo”, como decían los ancestros cañaris, es un oasis andino, por decirlo de alguna manera: “además del enorme valor cultural, estético y recreativo de los ríos en Cuenca, estos tienen una importancia capital para nuestra ciudad, pues proveen de agua para todos los usos humanos. Hoy en día, el sistema de abastecimiento de agua para el área metropolitana de Cuenca, depende de los ríos Yanuncay (450l/s por 5 horas diarias), Tomebamba (1000 l/s las 24 horas del día) y Machangara (650 l/s las 24 horas del día), cuya provisión de agua viene de los páramos existentes en las respectivas microcuencas...”. (Ma. Cecilia Carrasco E.: Programa de Monitoreo de Recursos Hídricos, Parque Nacional Cajas)

Un centro histórico que enamora

Más de 200 htrs de casco colonial con más de 20 iglesias en él y una igual cantidad de museos y cerca de 10 parques y plazoletas

La Plaza de las Flores, recientemente galardonada por la National Geograpich

Catedral de la Inmaculada Consepción

Para conocer el centro histórico de esta ciudad mágica basta con el deseo, un par de días y la voluntad de caminar atento. Podríamos hablar, por ejemplo, de la belleza de sus iglesias, principiando por la majestuosidad de la Catedral Nueva, de las más grandes del Ecuador o por la catedral Vieja, de las más antiguas y esto sin reparar en el hecho de tener dos catedrales en la misma plaza y, a apenas una cuadra de distancia, la hermosa iglesia del Carmen de la Asunción que alberga a la plaza con venta de flores al aire libre más hermosa del mundo: la Plaza de las Flores, a decir de la National Geograpich. Podríamos dedicarnos horas a platicar de cualquiera de ellas pero, la intención de este breve texto es la de despertar o acompañar el interés de caminar y explorar todas las posibilidades que oferta esta ciudad para ser recorrida. Y es que en el casco histórico encontramos por lo menos 5 rutas para disfrutarlas, como lo ha recogido la CZ6 del MINTUR en el Mapa de Rutas Turísticas que entregó a la ciudadanía en estas fiestas y en el que se exponen los principales puntos de interés para configurar este destino de excelencia que es la ciudad del agua, de extremo a extremo o, de cruz a cruz, valdría decir.


Te invitamos, estimado lector, a que recorras, observes, respires y te enamores de Cuenca en estas festividades y siempre para, juntos, salvaguardar la belleza de este rincón del cielo andino que nos acoge y permite crecer rodeados de la armonía que refleja y ostenta para el país y el mundo.

Avenida Loja al amanecer



viernes, 11 de abril de 2014

Un nuevo reconocimiento internacional para Cuenca como destino turístico


Un nuevo reconocimiento internacional para Cuenca como destino turístico

La plaza de las Flores entre los lugares más bellos del planeta, según National Geograpich




Cuenca es un destino que no deja de sorprender al mundo con la hermosura de su paisajismo y la majestuosidad de su arquitectura, aunadas ambas a la amabilidad de su gente y al colorido que esta simbiosis pareciera detentar, como invitando a sus visitantes a maravillarse y enamorarse del aire de esta ciudad que pareciera sacada de un cuento.
Y es que, con sus casi 200 hectáreas de casco colonial en el cual encontramos cerca de 20 iglesias, 15 museos, 10 plazas y plazoletas y un encanto que entre todas se filtra como uniéndolas en un mismo idioma (por decirlo de alguna manera), sin hablar de la belleza del barranco del río Tomebamba y su Paseo 3 de noviembre; Cuenca sigue sorprendiendo al mundo con los secretos que se develan para deslumbrar por su belleza, como acordamos, platicando con Lorena Escudero, Coordinadora Zonal del Mintur, con quien recorrimos la Plaza maravillándonos de esa suerte de sinfonía que se forma en el equilibrio de todos los elementos que hacen de ésta, la más hermosa del mundo, a decir de National Geograpich.

Así, la  Plaza de las Flores o Plazoleta de San Francisco, ubicada en el corazón del centro histórico y convertida en un símbolo para los habitantes de la urbe que la conocen y disfrutan, se encuentra junto al Monasterio del Carmen de la Asunción, una de las majestuosas estructuras religiosas de esta Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca y a la sombra benigna de una de las catedrales más grandes de nuestra América, la Catedral de la Inmaculada Concepción. 

La iglesia del Carmen de la Asunción y el concierto de colores de la plaza

En medio del aroma de las flores frescas, el agüita de pítimas y todos los colores imaginables





La iglesia del Carmen de la Asunción, definitivamente grabada en la memoria e imaginario de los cuencanos y de las personas que han conocido esta ciudad,  cuenta con una portada tallada de mármol, que constituye un magnífico ejemplo del arte barroco en la urbe, así como con una estructura de estilo renacentista, en la cual se pueden observar interesantes esculturas y es, sobre todo, el marco perfecto sobre el cual encontramos toda la hermosura de la Plaza y su explosión de colores, resaltando la amabilidad de las vendedoras de flores, sus sonrisas y los consejos del cuidado de las plantas que adornan las casas de los cuencanos y la famosa agüita de pítimas, dueña de una gran parte del imaginario cuencano y su medicina ancestral con un sabor delicioso que se vende todos los días.

Pero en esta ocasión queremos hablar de la Plaza que engalana a esta iglesia, la cual ha sido reconocida por la prestigiosa revista internacional National Geographic, en su última publicación, como el primer lugar entre los mejores mercados de flores al aire libre, coronando la belleza del listado que incluye destinos como el Marché Aux Fleur, de Francia; el Bloemenmarkt, de los Países Bajos; el Campo Dei Fiore, en Italia; el Adderley Street Flower Marker, de Sudáfrica;  el Phool Mandi de India y el Pak Khlong Talat, de Tailandia; así, nuestra Plaza de las Flores, en Cuenca, resalta el primer destino de excelencia que significa la ciudad para el país en esta nueva apuesta hacia el desarrollo del turismo como eje del cambio de matriz productiva, como recordara la Coordinadora, Lorena Escudero.


Otro reconocimiento internacional para una ciudad que, simplemente, enamora y que, desde su declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad, por parte de la UNESCO en 1999, no ha parado de recibir reconocimientos que la engalanan e invitan posicionándola, a nivel mundial, como un destino de excelencia para el turismo de primer nivel.  

La laguna Ayauch, Tiwinza


La laguna Ayauch, Tiwinza

Las aguas calmas de la laguna reflejan la inmensidad



No nos cansamos de decir que el oriente ecuatoriano es, sencillamente, un milagro. Y es que en esta parcela del paraíso podemos observar la abundancia de la madre naturaleza en su más festiva expresión: bosques interminables, pulmones del mundo y guardianes de sus más austeros misterios; ríos que delinean la tierra serpenteando e irrigando su extensión mientras conjugan, con la selva, ese laboratorio de vida que hoja con hoja y especie con especie conforman el lugar con mayor biodiversidad del planeta (me refiero a la selva amazónica). Un concierto de aves, insectos y todas las especies que aquí se desarrollan para encanto y sorpresa del ojo atento y el caminar silencioso que exigen como un acuerdo para ser testigos de la armonía en movimiento.
Así, semanas atrás, me encontraba recorriendo algunos puntos de interés turístico en la provincia verde, Morona Santiago y, entre ellos, tuve la suerte de conocer y palpar (literalmente) la laguna Ayauch, próxima al cantón Tiwinza, del que todos, o la gran mayoría, escuchamos algo en alguna ocasión. 

Un espejo cósmico en la selva

A 3 km de la parroquia Santiago, con aproximadamente 10 hectáreas de superficie



Cuando arribamos a Ayauch, provenientes de Tiwinza y esa suerte de silencio que lo caracteriza, lo primero que me llamó la atención fue el reflejo verde del agua quieta repitiendo el bosque hacia el infinito. Una sensación de calma y misterio que invita o se insinúa como proponiendo un encuentro más próximo, ya que el vehículo se detuvo a cierta distancia la cual, sin demora, debía ser proscrita. Por eso, suave, como quien se atreve sobre un templo o un temblor, caminé hacia la orilla descendiendo un par de metros entre raíces y lodo para verla de frente y desde la superficie: la perfección del reflejo. Y pensé entonces en lo hermoso que debería ser estar en ella, conocerla desde dentro o, mejor, navegarla como quien acaricia el vientre de una madre… y mientras pensaba aquello en silencio, en el horizonte, como se dice “de la nada” pude divisar en la lejanía un pequeño bote o panga o barquito o como sea que se llama aquella embarcación en la que iban, juntos, dos pequeños hermanos, remando desde la confianza que se tiene cuando se está en casa. Y llamé, con un grito (nunca aprendí a chiflar) y ellos, prestos, atendieron el llamado.
-      - qué hace en la laguna amigo?
-      - Nada, paseando…
-       - Será que me puede llevar a dar una vuelta?
-      -  Claro, súbase…

Y empezó, sin más preámbulos, un paseo que duraría quizá unos 30 minutos durante los cuales, a cada “remazo” de Freddy, de 8 años de edad, nos adentrábamos al silencio y la paz de las aguas de Ayauch.

Lagartos, nutrias, tortugas y garzas, entre otros, pueblan este espejo  

 



 El espacio que ocupa esta laguna es de aproximadamente 10 hectáreas, con una profundidad máxima de 40 metros en su centro y, según investigaciones, se presume su origen volcánico. Como no podría ser de otra manera, la biodiversidad en este ecosistema es basta, y podemos nombrar a las especies más representativas del lugar, como los colibríes, los lagartos, los patos pescadores, las nutrias y los guacamayos, las pavas de monte, los monos, la guanta y una interminable cantidad de otras especies. En cuanto a su flora, rodean al cuerpo de agua especies nativas como el cedro, el laurel, las palmas, la sangre de drago, los helechos y muchas más, todas conjugando esa belleza indescriptible del bosque profundo de la Amazonía el cual, en este lugar, puede ser apreciado desde el agua, navegando la laguna, o en tierra, utilizando el sendero ecológico Ayauch, el cual está muy bien delimitado como un sendero auto-guiado que en un poco más de un kilómetro y medio, o cerca de 3 horas (dependiendo el paso, claro) nos permite maravillarnos hasta el éxtasis con la belleza de este ecosistema y su riqueza basta y maravillosa.

Todos Santos, un circuito turístico que se abre en este feriado de Carnaval



Todos Santos, un circuito turístico que se abre en este feriado de Carnaval

El Complejo Patrimonial y Circuito Turístico Todos Santos, tras 8 años de trabajo, abre sus puertas al público



Cuenca es una ciudad que enamora por su belleza no sólo a visitantes, sino al habitante que la observa desde la atención que exige por los secretos que se guarda y esa apertura a degustarlos cuando se camina con la mirada atenta, con los sentidos dispuestos, con el deseo de ver y sentir a esta ciudad que pareciera sacada de los textos de Calvino.  

Y es que este valle-ciudad, Patrimonio Cultural de la Humanidad, devela misterios atesorados desde tiempos ancestrales cuando albergaba a la Tomebamba cañarí-inca; pasando por las edificaciones coloniales o de estilo colonial en su majestuoso centro histórico para el cual, el barranco del río Tomebamba, balcón y ventana de este “valle grande como el cielo”, ostenta una suerte de columna vertebral en el imaginario del habitante que se sabe “lavado” por nuestros ríos tutelares.



Y éste es el entorno en el cual se encuentra el Complejo Patrimonial Todosantos, mismo que recupera un espacio emblemático de la ciudad dentro de uno de los escenarios más bellos de la misma. Así, la Iglesia de Todos los Santos encumbra este proyecto que, tras aproximadamente 8 años de arduo trabajo, se abre al público como un todo que incluye la Iglesia-museo, el Mirador del río, el Huerto del Convento, el Restaurante Tradicional, la Panadería de Horno de Leña, un Salón de Eventos y una Galería permanente. Reseña histórica monumental para una ciudad que no olvida y que tiene ahora este escenario para refundar la memoria, encontrando el emplazamiento del antiguo uzhno cañari, posterior edificación Inca y finalmente ermita española de San Marcos porque, como vemos, cada cultura que aquí se ha desarrollado sigue sumando sobre un pasado que ahora, en el Complejo, se nos dibuja presente y continuo. 

 

Un proyecto que embellece y alegra a la ciudad

Cuenca, ciudad declarada prioridad en cuanto destino de excelencia para el turismo, necesita proyectos de esta envergadura



Como escritor y fotógrafo he tenido la suerte de recorrer y observar hasta el enamoramiento los lugares más hermosos que esta parcela de paraíso llamada Ecuador tiene para ofrecer al turismo local e internacional y puedo decir que, junto con este “regalito” de trabajar observando y compartiendo la belleza, tengo la suerte de aprehender nuestra historia que se plasma en proyectos como el que ahora nos convoca: Todosantos, Complejo Patrimonial.

Y es que el circuito Todosantos se encuentra ubicado, no solo  en uno de los sitios emblemáticos de la urbe, sino en una de las cuatro entradas-despedidas del casco histórico-colonial, antiguos límites de la ciudad y, en su conjunto, expresa una gran parte de la historia de la cuencanidad, su arquitectura, su herencia artesanal y riqueza gastronómica ya que, el circuito, comprende todos estos aspectos. Además, el circuito se ha pensado como un sendero que recorre, en diferentes espacios, diversos momentos de esta realidad que comienza con la Iglesia-museo en la cual podemos observar las “ventanas arqueológicas” (3) que son pedazos del piso hechos con vidrio que permiten observar, en una de ellas, el atrio de la ermita San Marcos, en la segunda, los cimientos de dicha ermita y, en la tercera, los cimientos de una casa colonial, todo esto debajo de la actual iglesia; la pintura mural rescatada por el equipo de restauración a lo largo de las paredes del edificio, liderado por Ximena Pulla, que encontró la original bajo diez capaz de pintura, y tesoros como un Cristo, tamaño real, obra de Miguel Vélez.



Junto a la iglesia encontramos, siguiendo el recorrido, el “mirador del Tomebamba”, una explanada que encara al barranco y a la zona del Ejido y, más al fondo, la entrada hacia el Cajas, eterno guarda del valle. Al avanzar el sendero podemos caminar por el “huerto patrimonial” con cerca de 120 especies de plantas, aprovechando los microclimas que la variación en la pendiente producen, obteniendo de ellos plantas ornamentales y medicinales además de los 3 nogales y el cedro que han sido inventariados como patrimoniales para la ciudad. Siguiendo la caminata que, aproximadamente dura 45 minutos, llegamos al actual restaurante, emplazado en donde otrora fuera una parte del convento, en donde se oferta comida tradicional de fusión que mezcla los sabores de la gastronomía de la sierra con los sabores y tendencias de la cocina contemporánea. Y es aquí en donde se puede observar el horno de leña más grande de la ciudad, que sigue funcionando y en donde se prepara el famoso pan de leña de Todosantos en sus especialidades como la “rodilla de Cristo”, los “mestizos” y las “quesadillas”, todos preparados con las recetas originales de la religiosas Oblatas. Cierran el circuito turístico un salón de eventos, con capacidad para 80 personas, una panadería y una galería de artesanía en donde se encuentra una muestra de la más alta producción a nivel local.



Logroño de los Caballeros, un sueño de colores


Logroño de los Caballeros, un sueño de colores

La plaza central es un mosaico de formas, colores y texturas




En el recorrido por los principales atractivos turísticos que emprendimos, días atrás, junto a personal de la CZ6 del MINTUR, a lo largo de la provincia verde, Morona Santiago, tuvimos la suerte de evidenciar tantos milagros naturales, entre cascadas, ríos, nevados, cuevas y un sin fin de otros rincones mágicos de la Amazonía que, al recordarlos, me parece un sueño continuo y lúcido, cámara y papel en mano.
Y recuerdo el comentario de un amigo, guía especializado en observación de aves, que decía que en el oriente los atractivos son, puntualmente, todas las variedades que la naturaleza dispone, es decir, todo lo imaginable. Claro que tiene razón, o para ser más preciso, tiene una parte, su parte de la razón ya que seria necio dudar siquiera que el oriente ecuatoriano es como una fábrica abierta para evidenciar los procesos ecológicos que nuestro planeta atraviesa y atravesó, con toda la belleza que ello contiene, pero no podemos dejar de lado la riqueza cultural de su patrimonio tangible e intangible y no únicamente de los grupos humanos Shuar, Achuar o Waoranis, sino la riqueza de los grupos mestizos que, en algunos casos, acompañan esta armonía selvática en sus intervenciones humanas como es el caso de la plaza central de Logroño que es, como dijera el poeta, “como un sueño hecho a mano...”. 

Logroño, aguerrido orgullo para un pueblo con historia

Un recorrido breve para observar varias especies de aves


 

En tiempos de los expedicionarios españoles que “colonizaron” siglos atrás estas bastas extensiones de selva ecuatorial, cuentan las crónicas que en algunos casos la aventura les resultó más ardua e ingrata (dependiendo del lado del que se la vea, claro) que en otros ya que, en ciertos lugares se encontraron con aguerridos pobladores que defendieron su territorio como es el caso de los antiguos habitantes de lo que se llamó, españolamente hablando, Logroño de los Caballeros, asentamiento que fue re-conquistado por los indígenas nativos quienes diezmaron y expulsaron a las huestes españolas afincadas en sus tierras, mismas que ha sido habitadas por grupos Shuar desde hace presumiblemente 500 años atrás.
Algunos dirán que de nada sirvió aquella “proeza” de los indígenas nativos, teniendo en cuenta el curso posterior de la historia… sin embargo, al platicar con la gente que habita este cantón se puede advertir una suerte de orgullo re-establecido, intacto podría decir desde un romanticismo tan verde como su entorno ya que, simbólicamente, existen gestos históricos que revisten su importancia no tanto en su eco inmediato, sino en las semillas que quedan pululando el ambiente para generar diferentes formas de interactuar con el flujo siempre cambiante de los sucesos. En el caso de los habitantes de Logroño (se reconoce un 70% de población Shuar, aproximadamente), es importante decirlo, se percibe una altivez en su proyección cada vez que alguno, de aquellos que lo recuerdan escuchado en su infancia, relata esta historia, lo cual es, resulta obvio decirlo, saludable.

Logroño, la irrealidad vuelta plaza

Todo el color y la vida del oriente “dibujados” en los jardines de un parque central


 
Pero en este breve relato nos ocuparemos del otro 30% de la población, los mestizos llegados a estas tierras hacia los años 30´s del siglo pasado y que se asentaron el la cabecera cantonal Logroño, en donde la plaza central se muestra como una joya para el turismo del Ecuador. Y es que esta plaza pareciera ser un resumen de la fiesta del color que representa la Amazonía que, al visitarla, no se puede uno dejar de extasiar ante la cantidad de plantas y aves que entre ellas habitan, como si lloviera pájaros, recordando la broma que, años atrás, haría un amigo en el Parque Nacional Podocarpus, Guardería Bombuscaro.

Esta hermosa plaza central fue concebida y construida hace cerca de 3 años, como parte de una apuesta hacia el turismo nacional e internacional que se conjuga con los otros atractivos que tiene este cantón, como las cuevas del Logroño (de las cuales nos ocuparemos en otro reportaje), ubicadas a 2km de la plaza; la parroquia Yaupi habitada por la cultura Shuar y, en fin, la belleza de su río, la extensión de sus bosques, la blancura de sus cascadas y la mega-biodiversidad que encontramos palpitante en cada lugar que posemos la mirada.  Pero retomando el parque central, podemos y debemos decir que la arquitectura que dibuja amalgama lo moderno con lo tradicional, tanto en su puesta en escena como en los materiales que utiliza, como la piedra central de la plaza (gigante) que fue traída del río Upano.  Así, a sus 600 msnm., la plaza reboza de plantas nativas ornamentales, como anturios, bugambillas, heliconias, palmas, etc.
Una plaza multicolor, rebosante de vida y brincos de vida porque, recorriéndola en silencio, la cantidad de aves que cruzan de una a otra planta es, simplemente, cautivante.