domingo, 27 de julio de 2014

Las Tres Lagunas y el maravilloso Fasayñan


 Las Tres Lagunas y el maravilloso Fasayñan

En la geografía de nuestra sierra encontramos lugares que derraman magia

El cerro Fasayñan, mítico y majestuoso
Desde hace varios años, cuando estudiaba en la Universidad del Azuay y la consigna con los amigos era aprovechar nuestra Geografía Sagrada y conocer todos los lugares que se guardan el encanto de aquello en donde nacen las leyendas, el solo nombre del cerro Fasayñan sonaba a reto, a irrealidad, casi a imposible. Y recuerdo que muchos de los amigos planificaron salidas, con todo el equipo necesario para pasar la noche en los páramos de nuestra serranía y, una y otra vez, el resultado era el mismo: “el cerro no nos dejó subir, amaneció un clima hermoso y a medida que ascendimos, nos cayó la neblina. No llegamos…”. Y, claro, la leyenda crecía, la gana de conocerlo y de evidenciar eso de magia que lo encierra como niebla al misterio por lo que, hace un par de años, con algunos de esos amigos que lo son desde y hasta siempre y con quienes hemos caminado tantas montañas y perdidas y heladas y mapas ausentes y carpas prestadas: el Tomi Carpio y el Sebas Lazo, intentamos la travesía confiados en la buena fortuna (es decir, sin guía) que resultó bastante diferente de lo que pensamos, pero, claro, maravillosa al final.

Es así que un sábado de un amanecer despejado, cielo azul y ni una nube a la vista, como el que esperábamos en son de buen augurio (difícilmente tendría algo que ver el amanecer en Cuenca con el clima de Principal, desde donde se parte la excursión, pero igual decidimos interpretarlo como ese augurio positivo necesario para empezar) salimos en el auto del amigo dispuestos a confiar en la buena suerte y, vale decirlo, en la experiencia en la montaña que cada uno tenía que, sin ser basta tampoco era nula, por lo que parecía buena idea.
Entonces, a media mañana, o un poquito menos, estábamos ya en Principal, esa hermosa parroquia de Chordeleg que descansa a las faldas del Fasayñan y en la cual, tras abastecernos de lo básico para comer en la montaña (tallarines, atún, pan, queso, caramelos y alguna otra cosita) y de pedir indicaciones de cómo ascender al cerro y de dónde dejar el carro, empezamos a caminar a eso de las 10h00, con el peso en la espalda de las carpas, bolsas de dormir, cámaras y lentes, cocineta, ollas y todo aquello más la risa nerviosa de tener un mapa mental trazado con las indicaciones de los habitantes que supieron guiarnos oralmente, algo así como: “verá, usted siga derecho, no hay dónde perderse, aunque en el cerro no se sabe… pero verá, siga usted derecho hasta encontrar un puente, lo cruza y sigue de nuevo, derecho hasta que se dobla la montaña y de ahí sigue a la izquierda y después de un potrero y un bosque que se corta, de repente, pueden pasar la noche. Al día siguiente, si está despejado, pueden subir…”; parece fácil, ¿no?

Y caminamos y cruzamos el puente y encontramos la izquierda en el medio de la nada (me hizo pensar en el libro de Gardner: Izquierda y derecha en el Cosmos, ante el silencio del páramo, la imponencia de la montaña y la atención perdida de un grupo de amigos) y nos perdimos y dudamos y seguimos subiendo hasta que, en un claro del bosque, con un árbol solitario como indicando el lugar correcto, armamos el campamento para pasar la noche.



Inesperadamente llegamos a las Tres Lagunas

 
Las Tres Lagunas con la cascada de fondo
 
No lo sé explicar y soy guturalmente honesto al relatar esta parte del paseo, porque la verdad nunca entendí, ni entendimos, cómo o dónde nos perdimos de tal manera que, aunque estábamos –con absoluta certeza- acampando a las faldas del cerro mítico tanto tiempo buscado, de repente y tras unas 4 horas de camino nos vimos de frente a otro de esos paisajes maravillosos que tiene nuestro país y nuestra región y que, de súbito, nos dejó atónitos. Mucho por la belleza de la que escribo, es decir, pajonal envuelto en una tenue, como sutil neblina (de esas que aunque están, por todo lado, permiten ver a través de ellas como para adornar la vista) y detrás, atravesándola, tres hermosas lagunas en una seguidilla de ensueño y demarcadas por una imponente pared de roca oscura y, como si fuera poco, una cascada precipitándose al útero de una de esas maravillosas cochas andinas, depositarias de misterios y lenguajes tiempo ya perdidos, aunque latentes para el escucha atento. 

Atónitos, maravillados ante el espectáculo natural que teníamos en frente sumaba a esa suerte de desconcierto un letrero que a pocos metros encontramos: Las Tres Lagunas… el problema, por decirlo así, fue que cuando empezamos la excursión, el día anterior y tras las directrices que supieron darnos en el pueblo, recordamos con claridad que en algún punto, decían, se divide el camino: “para un lado está el cerro y, para el otro, opuesto y lejos lejos, las Tres Lagunas…”.

Luego de no entender cómo sucedió y tras recorrer un poco de estas hermosas lagunas y la singularidad del paisaje y reírnos ante la pérdida y sin ninguna seguridad de cómo o por dónde regresar al lugar en donde nos esperaban las carpas para volver a descansar, partimos, con la certeza de que todos los caminos valen la pena recorrerse y la segunda certeza de que, para volver al Fasayñan, o intentarlo, lo haremos con la ayuda de algún guía lugareño o un amigo que lo haya hecho antes porque, aunque en esta ocasión todo fue positivo, con la montaña no se juega y menos con una como ésta, tan llena de misterios y milagros.



Datos

-       Fasayñan significa "Camino del Llanto" (en unas de sus interpretaciones) en la mitología cañari.
-       La temperatura promedio, para el cerro y para las lagunas, es de 16 grados centígrados.
-       Las Tres Lagunas forman una gradación de tres espejos de agua ubicadas en orden descendente.
-       Se puede acceder por varios lugares, uno de ellos la parroquia Principal.
-       Principal se encuentra a 65 Km. de la ciudad de Cuenca y a 18 Km. del centro cantonal de Chordeleg







miércoles, 23 de julio de 2014

Cuenca, para verla desde varios rincones

Cuenca, para verla desde varios rincones

Con historia, arquitectura, recursos naturales y gente hermosa, lo tenemos todo

Detalle de la Corte Provincial de Justicia 
Cuenca es una ciudad con vocación para el turismo, no cabe duda. Una ciudad con tantos reconocimientos internacionales que resulta complicado resumirlos, por lo que los transcribo en las líneas que continúan, en detalle; pero basta ahora con decir que Cuenca está en la mira del mundo y lo digo sin afán de crear falsas expectativas en el sector turístico sino con la intención de alertarnos sobre la conciencia que debemos tomar ante la latente visita de viajeros del mundo que llegan y quieren conocer de esta ciudad aquello que la convierte en un paraíso para visitar y vivir.
Entonces, para hablar sobre algo es necesario conocerlo y no solo conocerlo sino escudriñarlo y hacerlo propio. Caminar la ciudad, ser el flaneur, como decía el poeta francés, siguiendo paso a paso las posibilidades de enamoramiento que encontramos en cada rincón descubierto desde el asombro casi infantil y esa capacidad tan humana de admirar la belleza, la poética del mundo, por decirlo así.

Cuenca “hermosa de fuentes y flores…”, dice la voz popular; y de tantas otras delicias que parece un absurdo el solo pensar que el habitante de esta urbe privilegiada no conozca las maravillas que exhibe día a día para el caminante atento, para el turista ávido de conocer los secretos que hacen de nuestra Santa Ana de los Cuatro Ríos un destino con un potencial casi infinito pero, y me parece necesario puntualizar, el turismo como actividad económica que permita mejorar la calidad de vida de la ciudadanía solo sucederá si ésta cobra conciencia de, primero, la realidad en la que vivimos y, segundo, de la importancia de valorar lo que tenemos, conocerlo, saborearlo, amarlo y, como resultado lógico, promocionarlo porque, de otra manera, el turismo no pasará de ser un sueño, un fantasma rosado, una fantasía que embruje a unos cuántos a-fortunados.



Por esto se debe felicitar la campaña Conoce tu Destino, impulsada por la Alcaldía y ejecutada por la Fundación Municipal Turismo para Cuenca que propone que el ciudadano conozca su ciudad, haciendo turismo interno, que es otra forma de decir que el cuencano debe volver a enamorarse de su ciudad, conociéndola a profundidad, caminándola, recorriéndola en todas sus aristas y misterios: apropiándose de ella.


El casco histórico de esta ciudad de traza colonial



No podríamos terminar de enumerar las edificaciones que, en esta ciudad, se merecen el detenimiento para observarlas, para perderse en sus detalles admirando la compleja armonía con que sostienen su peso como demostrando que lo que el hombre imagina, plasma. Por eso, caminar el centro histórico de Cuenca exige la atención abierta para, de casa en casa, re-descubrir esos rincones o las fachadas o los balcones y camineras y vitrales y aleros que decoran la ciudad, entre iglesia e iglesia que van tejiendo la traza en damero que heredamos y hemos hecho propia hasta no darnos cuenta de la belleza que exhiben.

 Pero sin ir muy lejos ni escudriñar demasiado (ya habrá tiempo para aquello), para enamorarse de esta ciudad basta con pararse en el parque central y observar edificios como la Catedral Nueva, de la que hablamos la semana pasada y que sigue abierta al visitante; o el edificio de la Corte Provincial de Justicia del Azuay, que alberga el Teatro 9 de Octubre, una de las edificaciones más hermosas de la ciudad; o el edificio de la Alcaldía, un par de cuadras más allá, con su balcón como abierto a la voz y la palabra o el Museo de las Conceptas y el Complejo Turístico Todosantos o la Cruz del Vado o el Museo de Arte Contemporáneo… todo esto por traer a la memoria nombres que de por si se recrean con absoluta facilidad, con ese sabor a historia que tenemos entre dientes cuando se habita una ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad.



RECONOCIMIENTOS INTERNACIONALES PARA CUENCA 



No 1: Para visita y estadía en Latinoamérica, según Stern Magazine, en el 2008
No 1: Mejor Lugar para retirados en el Mundo, según, International living (2009 – 20013)
No 1: Mejores ciudades del mundo en cuanto costo beneficio, según Foreing Direct Investment (2013 – 2014)
No: 1 Mejor Destino de Aventura, según Revista Travel Outside (2014)
No 1: Mejor Lugar del Extranjero para Retirados Norteamericanos, según CNN Money, EU (2012)
No: 1 Mejor Mercado de Flores al Aire Libre, según National Geograpich (2014) Top 10: Ciudades a Conocer en el Mundo, según Lonely Planet (2010)
No 49, en el Mundo de Destinos Históricos, según National Geograpich, (2008).




lunes, 7 de julio de 2014

La Catedral de la Inmaculada Concepción, ícono cuencano

La Catedral de la Inmaculada Concepción, ícono cuencano

Visitar Cuenca y no conocer las cúpulas de la Catedral Nueva es perder un tesoro de esta ciudad maravillosa

Panorámica de la Catedral
Vista desde las Cúpulas de la Catedral
El turismo no significa, únicamente, el desplazamiento hacia lugares lejanos, exóticos. Hacer turismo es cobrar conciencia y observar con claridad los lugares que destacan por sus valores estéticos, históricos naturales y en fin, todo aquello que hace que un lugar resulte de interés para que la gente los visite y disfrute.

Cuenca es una ciudad eminentemente turística o, mejor, una ciudad con un potencial turístico casi infinito (si cabe el término). Una ciudad con historia milenaria y atractivos naturales que, sin salir de la urbe, encontramos en las orillas de sus cuatro ríos, por ejemplificar. Una ciudad con historia, decía, que se remonta a la milenaria cultura cañari, la posterior llegada del imperio Inca y su debacle a manos de todos esos sucesos que detonaron en la llegada de los conquistadores españoles y lo que a partir de aquello sucedió, la hibridación de dos mundos (el uno vencido, claro) y la mezcla de cosmovisiones que arrojó nuestra cultura barroca, meztisa y multiforme que resultamos hoy por hoy, frente a la globalización y los nuevos cambios que esta propone. Una ciudad completa, sin lugar a dudas, que se abre al turismo mostrando su señorial arquitectura tanto prehispánica (el Museo Pumapungo es un ejemplo de lo dicho) como en la contemporánea y pasando por uno de los rasgos fundamentales de nuestro casco colonial: las iglesias.

vista desde las Cúpulas hacia el Parque Calderón
Y es que, cuencano que se precia de serlo, de seguro, ha hablado de todas las “tantas iglesias” que alberga nuestro centro histórico. Quizá la única ciudad en el sur de nuestra América con dos catedrales en la misma plaza central, enfrentándose en historia y belleza.

Por esto, nos parece pertinente hablar de degustar de lo que tenemos “patio adentro” de esta ciudad multiforme y maravillosa que deslumbra a quien la visita merced a todas sus posibilidades porque, como decía un amigo, debe ser hermoso para los turistas llegar a Cuenca y ver la catedral, imponente, ocupando una dimensión que se equipara solo a la fe de esta ciudad de agua e iglesias.

Una de las más grandes del Ecuador y de América


Cúpulas de la Catedral por la noche
Situada en plena plaza central, el Parque Calderón que se convierte en el corazón de esta traza en damero de la ciudad de estructura colonial que es nuestra Santa Ana de los cuatro ríos de Cuenca, la Catedral de la Inmaculada Concepción, a no dudarlo, simboliza la fe de esta comarca con aires de urbe que encanta a propios y extraños con su arquitectura y paisajismo urbano.
El proceso de su construcción lleva parte del espíritu cuencano que lleva a cabo todo aquello que se propone, aunque al comienzo pudiera parecer un imposible. Ahora bien, todos la hemos visitado pero, no todos, me parece, hemos dimensionado el hecho del tamaño de nuestra catedral, sobre todo pensando que la misma empezó a ser levantada allá por los años 1880, cuando Cuenca no era más que la plaza en frente y una hilera de casas a lado y lado. Se entiende a donde quiero llegar? La Catedral nueva fue concebida como una mega estructura que quería deslumbrar a quien la divise por el tamaño, para aquel entonces, mayor a la ciudad misma.

La iniciativa, cuenta la historia, se la debemos al Obispo Miguel León quien, con el diseño del hermano redentorista y visionario Juan Stieehle, dieron forma a este sueño exuberante y quizá, para aquel entonces, delirante. La construcción de este hermoso, emblemático e icónico edificio para la historia y el imaginario cuencano concluyó casi un siglo después cuando, en 1967, se celebró la consagración de la Iglesia Mayor de Cuenca. 

La arquitectura de este orgullo cuencano presenta varios elementos que merecen ser destacados, desde los diferentes estilos que podemos evidenciar, como el gótico y el románico (que es el que predomina) y los detalles que brillan por si mismos como los arcos de medio punto, las columnas cruciformes entrelazadas, el altar mayor cubierto con láminas de pan de oro, las columnas salomónicas que lo sostienen y presentan ricas decoraciones o los vitrales de distintas procedencias, como Alemania y Bélgica y la manufactura de artistas reconocidos como Guillermo Larrazabal o el piso de mármol importado de Carrara, Italia y los doce colores  que enriquecen la estructura de cruz latina de la construcción y así, una serie de detalles que hacen de esta catedral, orgullo de la ciudad, una de las más hermosas e impactantes de América.

Actividades en la Catedral Nueva





Como parte de la estrategia de turismo “Conoce tu destino”, que impulsa la Fundación Municipal Turismo para Cuenca, este domingo 7 de julio …. Estudiantes de la Universidad de Cuenca brindarán, gratuitamente, el servicio de Guianza en la Catedral, para quienes quieran conocer a fondo la historia y arquitectura de la misma, así como para quienes quieran acceder a las Cúpulas o a la Cripta, misma que tiene cerca de 100 metros de largo por 12 de ancho y que descansa como 5 metros bajo la superficie de la nave central y en la cual encontramos, a más de esta historia oculta por muchos años, cientos de nichos y las osamentas de 4 obispos que descansan en este lugar, ahora abierto al turismo.

Cápsula

Se puede visitar las Cúpulas de martes a viernes, desde las 8 hasta las 12 y desde las 13h30 hasta las 16h30; sábados y domingos de 8 a 12h00.
El costo de ingreso es de $1,00